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La opinión de la Cámara

SOBRE EL INFORME DE COYUNTURA DEL 2º SEMESTRE DE 2022

Los datos y resultados de las encuestas de clima empresarial ponen de manifiesto que la economía andorrana ha experimentado una evolución muy positiva durante el año 2022, e incluso ha superado los niveles de actividad prepandemia.

El impacto de la crisis energética, la inflación y el incremento de los tipos de interés ha sido hasta el momento menos relevante de lo esperado, y se ha visto compensado por el elevado dinamismo del turismo, que ha liderado el crecimiento, junto con la construcción.

Otro aspecto positivo que ha superado expectativas y que ha apoyado el crecimiento ha sido la buena marcha del mercado de trabajo, factor que ha permitido sostener el consumo privado pese a la pérdida de poder adquisitivo de los hogares.

De cara a 2023, se espera que la economía siga creciendo pero a un ritmo más moderado que el año anterior, por el impacto de la inflación sobre las rentas familiares, el endurecimiento de las condiciones financieras, el aumento de la incertidumbre y el empeoramiento del entorno exterior. Por sectores, el turismo es el que tiene las mejores perspectivas, después de ser el que más tarde se ha recuperado después de la pandemia, mientras que la construcción, es el que podría verse más afectado, por el contexto de incertidumbre y subida de los tipos de interés, aunque mantendrá un dinamismo todavía elevado.

Como en pasadas ediciones, la encuesta de clima empresarial incluye un análisis de los factores que inciden negativamente en la actividad y el grado de preocupación que genera a los empresarios. A grandes rasgos, destaca la creciente inquietud que muestran las empresas por el aumento de precios de los principales suministros y materiales, una circunstancia que afecta de forma general a todos los sectores y que tiene un impacto directo sobre el incremento de los costes de explotación de las empresas. En concreto, el porcentaje de empresas que señalaron la escalada de precios como elemento limitador de la actividad aumentó casi un punto respecto al semestre anterior, hasta situarse en el 78,1% del total. En cambio, las tensiones en las cadenas globales de suministros muestran por lo general una tendencia a la baja, pero todavía siguen siendo elevadas: casi 4 de cada 10 empresas encuestadas afirman que tienen problemas de abastecimiento o falta de stocks (6,9 puntos porcentuales menos que en el semestre anterior), con mayor afectación en la construcción, en la que el 51,4% están limitadas por la falta de materiales, y, sobre todo, en la rama del comercio dedicada a la venta de vehículos y accesorios , que es una de las actividades que están sufriendo más cuellos de botella globales, con el 72,2% de comercios que ven limitada su actividad por los grandes retrasos en los suministros.

En el ámbito laboral, la escasez de mano de obra preocupa cada vez más: el 38,5% de empresas señalan que sufren la carencia de personal, en comparación con el 36,7% del pasado semestre. En este sentido, también es relevante que 5 de cada 10 empresas declaran tener dificultades para contratar los perfiles adecuados para cubrir las vacantes de trabajo. Por sectores, esta problemática se sigue concentrando especialmente en las actividades más intensivas en mano de obra, como la hostelería, en la que 8 de cada 10 tienen dificultades para encontrar personal cualificado, y en la construcción, en la que esta proporción es aún más elevada, 9 de cada 10.

Todas estas tensiones están afectando a la estructura de costes de las empresas y añaden más presión a los márgenes empresariales, algo que está derivando en un freno a la mejora de los resultados económicos. En concreto, los empresarios manifiestan que la presión al alza de los gastos de explotación no sólo ha persistido sino que también se ha intensificado de forma notable a lo largo del segundo semestre de 2022: el 62,6% de las empresas encuestadas afirman que el incremento de los costes de explotación tiene una incidencia negativa en su actividad (este porcentaje era del 49% en el primer semestre de 2022), y en algunos sectores como el hotelero esta proporción llega a ser del 81%.

A lo largo del año 2023, como hemos visto, la economía andorrana deberá seguir afrontando importantes desafíos.

Valoramos positivamente y creemos que son necesarios los esfuerzos que el Gobierno está destinando a la ciudadanía para minimizar la pérdida de poder adquisitivo. Pero también es necesario que el Ejecutivo adopte políticas de apoyo a las empresas, que actualmente están sufriendo la elevada inflación y el incremento de costes. ¿Cómo? Con incentivos fiscales, subvenciones y ayudas a las pymes, el fomento de la innovación y la productividad, y ayudas a la formación del personal, entre otras medidas.

En cuanto a la falta de personal, pensamos que uno de los ejes a abordar es fomentar una estrecha colaboración entre las empresas y las instituciones educativas. Esto permitiría identificar los requisitos del mercado de trabajo en términos de competencias, habilidades y conocimientos, así como diseñar planes de formación y programas de prácticas. Y en paralelo, debe mantenerse una apuesta firme por la formación continuada. También habría que seguir implementando mejoras en la estrategia de inmigración que respondan de forma flexible y efectiva a las necesidades de las empresas. Y por otra parte, promover políticas de accesibilidad a la vivienda, no sólo por razones sociales, sino también para ayudar a las empresas a atraer talento.

Es necesario favorecer y estimular la actividad de todos los sectores económicos, pero es indiscutible que el turismo desempeña un lugar fundamental y desempeña un papel dinamizador transversal en la economía. Una buena temporada turística será primordial para impulsar la economía a lo largo del 2023. Por ello, es necesario seguir apoyando al principal sector de nuestra economía y responder a los retos estructurales necesarios para mantener su competitividad a largo plazo.

Para abordar los retos del modelo turístico, es necesaria unidad de criterio entre el ámbito público y el privado, y compartir una visión estratégica de crecimiento sostenible en términos de volumen y calidad de la demanda, así como de nuevas experiencias que hagan más atractivo el destino .

En esta línea se enmarcan el convenio de colaboración entre la Cámara de Comercio, la CEA y trece asociaciones y empresas del sector turístico del país, así como el convenio entre la Cámara y el Gobierno para regular futuras dinámicas de trabajo entre el sector público y privado, con el propósito de alinear los objetivos de política turística nacional con las necesidades del sector empresarial. De esta forma podremos reforzar la competitividad y garantizar que el turismo siga siendo una fuente de crecimiento y prosperidad económica.

Todos somos conscientes de que nuestro país se enfrenta a grandes desafíos. Por eso, es importante que el Gobierno haga una planificación estratégica a largo plazo para garantizar la sostenibilidad y la competitividad en el futuro. Como empresarios, es importante que nos involucremos en esta iniciativa y que colaboremos con la Administración para aportar nuestra perspectiva y conocimiento en el diseño de esta visión de futuro. De esta forma, podremos asegurar que la hoja de ruta estratégica es realista, ambiciosa y orientada a la generación de valor para el conjunto de nuestra sociedad.